Para muchos, la llegada de la primavera o el final del verano no se recibe con alegría. Estornudos, ojos irritados, congestión, cabeza nublada… la fiebre del heno (rinitis alérgica) es implacable y para algunos, completamente debilitante. Aunque tendemos a tratarla como una molestia estacional, las alergias son en realidad una señal de que algo más profundo está ocurriendo dentro del sistema inmunológico.
¿Qué es realmente una alergia?
En esencia, una alergia es una sobrerreacción del sistema inmunológico a algo inofensivo—polen, ácaros del polvo, esporas de moho, incluso ciertos alimentos. En el caso de la fiebre del heno, es el polen en el aire lo que desencadena la reacción.

Cuando el sistema inmunológico identifica erróneamente el polen como una amenaza, libera histamina y otros químicos inflamatorios de las células cebadas. Estas sustancias hacen que los vasos sanguíneos se dilaten y se vuelvan "permeables", causando hinchazón, irritación y todos los síntomas clásicos de la fiebre del heno: nariz que moquea, ojos rojos y llorosos, presión en los senos nasales y estornudos.
Algunas personas experimentan estos síntomas de forma leve. Otras se sienten completamente agotadas: exhaustas, con niebla mental e incapaces de funcionar correctamente durante la temporada.
Y aunque los antihistamínicos pueden ayudar, no siempre son bien tolerados o efectivos a largo plazo.
Por qué algunas personas reaccionan (y otras no)
No todos sufren de fiebre del heno, y eso se debe en parte a la genética, pero también a la salud intestinal, la dieta, el estrés y la exposición a toxinas ambientales. El sistema inmunológico se ve afectado por nuestro entorno interno, especialmente el microbioma intestinal y cuando está desequilibrado, puede volverse hipersensible al mundo exterior.
Factores que pueden contribuir a la sensibilidad alérgica incluyen:
- Intestino permeable y mala salud digestiva
- Deficiencias de nutrientes, especialmente vitamina C, vitamina D y zinc
- Alta carga de histamina, por la dieta o una mala desintoxicación
- Estrés crónico, que altera las respuestas inmunitarias
- Contaminantes ambientales, como moho, pesticidas y contaminación del aire
Apoyar al sistema inmunológico para que responda adecuadamente, en lugar de sobrerreaccionar, es la clave.
Dónde puede ayudar la quercetina
La quercetina es un flavonoide que se encuentra en manzanas, cebollas, bayas y verduras de hoja verde. Se ha estudiado por su capacidad para estabilizar los mastocitos, las mismas células que liberan histamina durante una reacción alérgica. Al calmar estas células, la quercetina puede ayudar a reducir la cantidad de histamina liberada cuando estás expuesto a alérgenos.

Pero no se trata solo de la histamina. La quercetina también parece reducir la inflamación, el estrés oxidativo y la liberación de citocinas, todos los cuales juegan un papel en la respuesta alérgica. Los estudios han demostrado que puede ayudar a aliviar la congestión nasal, la irritación ocular e incluso los síntomas del asma al dirigirse a múltiples vías en el sistema inmunológico.
Lo que es particularmente interesante es que la quercetina no bloquea la histamina como un medicamento, sino que actúa más "aguas arriba", reduciendo la probabilidad de que la histamina se libere en primer lugar. Esto hace que se trate menos de suprimir síntomas y más de regular y, por lo tanto, aumentar la resiliencia.
Aprovechando al máximo la quercetina
El principal problema con la quercetina es la absorción. Es notoriamente difícil para el cuerpo absorberla en su forma cruda; la mayoría simplemente pasa sin ser absorbida.
Por eso las formas liposomales o fitosoma son tan importantes. Estos sistemas de entrega encapsulan la quercetina en una capa lipídica, protegiéndola durante la digestión y ayudándola a atravesar las membranas celulares de manera más eficiente. Esto significa que más quercetina llega a tu torrente sanguíneo, donde realmente puede hacer su trabajo.
Otras formas de apoyar tu cuerpo durante la temporada de alergias
La quercetina es una adición fantástica, pero como con todo, funciona mejor cuando se combina con un apoyo más amplio para tu sistema inmunológico y las vías de desintoxicación. A menudo recomiendo:
- Vitamina C, que actúa sinérgicamente con la quercetina y ayuda a reducir la histamina
- Miel cruda local, que ayuda a desensibilizar el sistema inmunológico al polen con el tiempo
- Neti pot o enjuagues nasales, para eliminar alérgenos y reducir la inflamación
- Filtros HEPA, para reducir los desencadenantes en el aire dentro de tu hogar
- Reducir los alimentos altos en histamina, especialmente durante las temporadas pico de alergias
Reflexiones finales
Las alergias no solo son incómodas, son una señal de que tu sistema inmunológico está en alerta máxima. El objetivo no debería ser silenciarlo con medicamentos, sino apoyarlo para que responda de manera más adecuada.
La quercetina ofrece una forma natural de lograr ese equilibrio, especialmente en una forma que tu cuerpo realmente puede absorber. Pero como siempre, lo que importa es el panorama general. Cuando apoyas al cuerpo en su conjunto, los síntomas a menudo se vuelven menos intensos y, a veces, desaparecen por completo.